Desde siempre me ha picado la curiosidad por poder construir yo mismo aquellas cosas sencillas por las que cualquier otro pagaría a veces desorbitadas cifras de dinero. Es algo que me viene de pequeño, quizás demasiadas horas jugando a los Lego. No soy especialmente un manitas pero poco a poco iré aprendiendo, y desde hace un tiempo tengo un proyecto en mente, un fermentador casero.
Como siempre es un proyecto que se puede complicar todo lo que uno quiera, pero la idea es construir un fermentador sencillo y básico de un volumen casero y manejable. Solo hay que tener en cuenta unas pequeñas consideraciones.
Para empezar necesitamos un recipiente de un volumen en función de la ambición del proyecto, es recomendable que tenga una escala de volúmenes o podemos hacérsela nosotros. Es importante elegir un material capaz de transmitir rápidamente el calor de forma que si necesitamos bajar la temperatura durante la fermentación podamos hacerlo simplemente bañando el fermentador con agua fría. El plástico puede ser una buena opción, y es fácil conseguir un recipiente grande de plástico. El control de la temperatura durante la fermentación podemos hacerlo con un simple termómetro.
Necesitamos una entrada superior, más o menos grande, para introducir la materia prima y que a la vez nos sirva como ¨válvula de escape¨ en caso de necesitar aireación o para evitar una sobrepresión por exceso de CO2. También es bueno que sea una boca grande para así facilitar la limpieza del fermentador la cual será muy importante en el proceso y que además permita el removido del contenido así como la posibilidad de sumergir el sombrero. Podemos hacerle las entradas y salidas que queramos, por ejemplo, podemos hacer un agujero en la parte baja del recipiente y colocar un grifo para evacuar las lías y otra salida por encima de esta para sacar el mosto fermentado.
En el tapón realizaremos un agujero donde colocaremos el dispositivo airlock el cual permite la salida del CO2 pero impide que entre oxigeno dentro del fermentador, lo cual estropearía el vino. El bloqueo de este aparato se hace mediante el empleo de agua introducida en unas ampolletas comunicadas y se puede encontrar en tiendas especializadas de vidrio o de plástico. Si nos querremos ahorrar este dispositivo podemos comunicar un tubo de plástico a la tapa de la boca del fermentador y meter el otro extremo en un recipiente con agua de modo que el CO2 que sale se disuelve en el agua pero el oxigeno no puede entrar al ser poco soluble en agua.
En resumen esto sería lo básico para comenzar nuestro experimento. Sería interesante hacernos con un densímetro para el seguimiento de la fermentación y papel indicador para las medidas de pH. En internet podemos encontrar páginas especializadas en productos enológicos donde comprar todo lo necesario si queremos perfeccionar nuestra técnica.
En http://shop.gabsystem.com podemos encontrar densímetros y medidores de pH y en http://www.vanessayjonathan.com/ tenemos probetas, pipetas, embudos, filtros, mini bombas, incluso podemos encontrar pequeñas etiquetadoras y encorchadoras por si nos animamos. También hay tiendas especializadas donde podemos encontrar levaduras, enzimas, taninos, chips,...Por supuesto que también podemos comprar kits con todo lo necesario, incluyendo el fermentador aunque normalmente se venden equipos especializados en la fermentación de la cerveza.
Es una bonita forma de conocer el proceso de fermentación, cuidarlo y manejarlo y poder así probar tus propios resultados. Además podemos investigar y experimentar con mezclas de variedades o con lo que se nos ocurra, el abanico de posibilidades es amplio. Con el método prueba-error seguro que conseguimos algo interesante.
¿ Os animáis ?, yo desde luego me lo apunto en mi lista de proyectos pendientes. Un saludo ¡
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